Miembro fundadora del APRA, poeta y precursora del feminismo militante latinoamericano. Magda Portal fue una de las impulsoras de la poesía femenina y luchó durante casi toda su vida, si no toda, por la justicia social. Rechazó siempre la desigualdad de acceso a oportunidades y dedicó su vida a intentar desaparecer estas brechas culturales, sociales y económicas. Se perdieron muchos de sus poemas e incluso Haya de la Torre intentó alejarla de la literatura, pero como eventualmente todo lo que debe ser encuentra su rumbo para existir, hoy en día existe un amplio (e incompleto) testimonio de la vida de Portal y su obra.
Para Magda las cosas nunca fueron fáciles


Para Magda las cosas nunca fueron fáciles pero eso formó un espíritu rebelde y resiliente en ella desde pequeña. Nació en Barranco el 27 de mayo de 1900 y empezó a publicar sus obras bajo el pseudónimo de Tula Sovari en el año 1920. Irónicamente, el primer poema que publicó se llamaba “En voz baja…” . En una época de revoluciones políticas, sociales e intelectuales, Magda Portal aprendió a nunca quedarse callada frente a las injusticias. Era una mujer revolucionaria y vanguardista para su época. Una mujer rebelde, que nunca se quedó callada ni bajó la voz. Comprometida hasta la médula con los derechos de la mujer dentro del nuevo orden antiimperialista por el que luchó por décadas, por el que estuvo en la cárcel, por el que vivió en el exilio mucho tiempo.

1923.En un contexto de represión estudiantil, dictadura cívica a manos de Augusto B Leguía y el autoritarismo capitalista norteamericano, persecuciones e insurgencias políticas, Magda Portal fue la primera mujer en ganar los Juegos Florales de la UNMSM por su poesía lírica Nocturnos. Pero no le dieron el premio porque era mujer. En su lugar le dieron el primer puesto al segundo ganador, Jorge Guillén, que parecía ser partidario de Leguía. Como siempre, como antes y como ahora, las excusas son muchas para poner trabas en el desarrollo pleno de las minorías sociales. La excusa que le dieron a Magda para no darle el primer puesto fue que la premiadora era mujer también ( la hija de Leguía), y que no era posible que una mujer le entregase un premio a otra. Tenía que ganar un hombre. A Magda le dieron un premio improvisado e inventado. Contestataria, como siempre, no saludó al dictador y se fue de la premiación. Años después contó que esa fue la primera vez que sintió la discriminación por el hecho de ser mujer. Con su prosa surgió la poesía femenina en el Perú. Una poesía honesta, cruda, introspectiva y observadora, conectada con el entorno y el contexto. En ese año también conoció, en una protesta, a Victor Raúl Haya de la Torre.

Pero Magda estaba bajo la mirada no solo de Haya, sino de Mariátegui. Formaba parte de su círculo y la invitó a colaborar en Amauta. En 1927, la imprenta Minerva dirigida por José Carlos, publicó su poemario “Una esperanza i el mar”. Además de publicar, también promovía autoras como Alfonsina Storni. Para ambas, el mar era el origen y el fin. Donde confluyen ambas fuerzas, donde nace y muere la esperanza. El mismo año, Portal fue exiliada por subversión.


En un titular del diario El Comercio en el año 1927 se leía: “ En el complot comunista hay implicadas dos mujeres”. Durante el Oncenio de Leguía, la policía intervino en un trabajo editorial que estaba haciendo junto a Mariátegui y Blanca Luz Brun. Los deportaron a Cuba por insurgencia . Antes de llegar pasó por México y Panamá, su intención fue siempre conocer todo lo posible sobre los problemas que aquejan a Latinoamérica y sus habitantes. Ninguna cárcel, física o ideológica pudo parar la rebeldía contestataria de Magda. Desde la clandestinidad, se volvió portavoz del Apra y daba conferencias y activismo político. En Centroamérica formó un papel importante en la militancia. Al año siguiente se fundó oficialmente el partido del Movimiento Antiimperialista y Antioligárquico, luego el Apra, con el Plan de México. La única mujer que firmó la cédula fue Magda Portal.

Aclarar que antes el Apra no era lo que es hoy. En sus inicios era radicalmente antiimperialista y nacionalista. Luchas sociales por unir y no dividir a la sociedad peruana y a los países latinoamericanos, que, en palabras de Magda, padecemos los mismos males heredados de la Colonia. Buscaban una reforma universitaria, justicia social y autonomía frente a las grandes potencias capitalistas. Una Alianza Popular Revolucionaria Americana.

Magda decidió volver del exilio en el 29, escondida, para reunirse con Mariátegui. Vino en un barco y cuando estaba en camino se enteró de la muerte de José Carlos. Siempre se preguntó lo distinto que podría haber sido el destino del Perú si hubiesen podido reunirse ese día. El mismo año cayó Leguía, y pudo volver al país de manera legítima. A partir de allí organizó la sección femenina del partido. Se dedicó a la propaganda política por todo el Perú. Luego regresó Haya, y en el histórico discurso de la plaza de Acho del 31, fue gran oradora en el mitin. Pero , de nuevo, su voz fue obviada y ocultada por los historiadores apristas.

Ella promovía a que las mujeres se afiliaran al Apra porque para ella representaba una promesa de igualdad: “Creo que ha llegado felizmente la hora de que la mujer indoamericana despeñe su verdadero rol activo y de dignificación humana. La victoria del Apra será la incorporación de la mujer al disfrute de todos los derechos inherentes al hombre”. Ese mismo año escribió “Hacia la mujer nueva”, con sus textos y actividades buscaba la igualdad de voto y de acceso a la educación para hombres y mujeres. Pasaron casi treinta años hasta que se logró el voto femenino en el Perú.

Como parte del Partido, Magda tenía preocupaciones vanguardistas sobre la situación de latinoamérica sobre el imperialismo, que, en sus palabras “entregaba las riquezas del país a las compañías extranjeras que las explotaban con poco beneficio para los países de América”. Algo así como las transnacionales de hoy. Pero desde los 30 el Apra comenzó a cambiar. Ya no era lo mismo de antes, las ideologías ya no eran tan radicales y, desde el partido antiimperialista se comenzaron a negociar relaciones políticas con el imperio de Estados Unidos. Ese fue el comienzo del fin.

Lima, sábado 16 de noviembre de 1946. En la portada de la página diez del diario “La Tribuna”, el titular lee:“Magda Portal fue nombrada por unanimidad presidenta de la Primera Convención Nacional de Mujeres Apristas”. En la foto se ve a un gran grupo de mujeres alrededor de una estrella gigante, la del Apra, y como si fuese una extensión más de esta forma, sobre la punta del medio de la estrella se encuentra Magda Portal, sentada, erguida, con la cabeza en alto. Como siempre.

Con los años, Magda se dio cuenta de que la prioridad no era ni había sido nunca para el Apra buscar la defensa de los derechos de la mujer. Ella proponía igualdad de salarios, acceso a educación superior , cargos públicos y con ello la ciudadanía.No le prestaron atención a su voz ni a su voto. De hecho, Magda se fue del Partido por esa misma razón. Además, Haya de la Torre la regañó por hacer poesía: quería que se dedicara al cien por cien a la militancia.Magda buscaba la posibilidad de pedir a la Unesco e instituciones internacionales apoyo para lograr la educación superior para la mujer. No la aprobaron.En el Apra le dijeron algo que se escucha mucho hoy en día con respecto a temas de derechos humanos: “era mucho pedir”. Como muchas personas piensan aún, se decía que la mujer no estaba capacitada para hablar de política, economía o cultura. Si bien Magda lideraba el Comando Femenino del Apra, ella no quería una distinción de género en el Partido, quería que ambos hombres y mujeres lucharan juntos por un mismo ideal. Magda profesaba con mucha seguridad que la lucha y la victoria eran y debían ser colectivas.

Volvamos a la Convención de Mujeres del 46: Magda estaba feliz. Durante ocho días, asistieron mujeres a escuchar, a aprender. “Llegaron mujeres de todas las clases sociales… de la clase media, campesinas, obreras y maestras de todo el Perú”. Contó una de sus grandes decepciones con el Apra y con Victor Raúl: uno de los ocho días, él fue a conversarle a las mujeres sobre la militancia. Solo les habló de sus deberes en el hogar, sus obligaciones con sus familias y nada más. Ni bien se fue, lo primero que hizo Magda fue preguntarle a las mujeres de qué querían hablar realmente. Para ella, era una falta de respeto haber congregado a tantas mujeres de tantas partes distintas del Perú, que querían educarse en política, para decirles que su lugar estaba lavando platos y tendiendo camas para sus esposos e hijos. En la entrevista de Esther Andradi y Ana María Portugal para el libro "Ser mujer en el Perú" (1978), Magda dijo algo que puede aplicarse a todos los espacio- tiempo históricos para referirse a la postergación de luchas importantes que muchos, en su mayoría los que no se ven afectados, no priorizan: ”Como de costumbre, la respuesta era y es: “No se puede, no es el momento”. Nunca era el momento, nunca llegó, y sigue sin llegar…”

Además de la represión también sufrió acoso, lamentablemente tan común, incómodo, doloroso y cotidiano para las mujeres hasta el día de hoy. Sobre esto, la poeta Victoria Guerrero citó a Magda en Malqueridadice: “Me inventaban amores con este o el otro líder. Una vez me publicaron una fotografía trucada donde yo tenía no sé cuántas caras y me besaba con todos los líderes”. Al poco tiempo cayó la gota que derramaría el vaso.

Era 1948. Avenida Alfonso Ugarte 1012 en Breña. La Casa del Pueblo, o la sede principal del Apra, fue donde se llevó a cabo el segundo congreso. Ahí terminaría el tiempo de Magda Portal en el Partido para siempre. Todo empezó cuando, en el congreso, Haya de la Torre anunció que las mujeres no podían ser militantes del Apra, solo simpatizantes. ¿Por qué? porque no eran consideradas ciudadanas. No tenían acceso al voto, entonces tampoco a la voz. ¿Por qué? porque nunca nadie había querido luchar por esa causa ni darle prioridad. Un problema a causa de otro problema no atendido lamentablemente suele explotar en tragedia. Se escuchó un golpe en la mesa. Era Magda manifestando su desacuerdo. Haya de la Torre la calló: “no hay nada en debate”. Magda, de la misma forma que hizo en los Juegos Florales a los 23 años, se paró y se fue para no volver. Junto a ella se fueron muchas compañeras suyas del Comando. Le dedicó al Partido 500 días de cárcel, 20 años de militancia y muchos años de vivir en el exilio y en la clandestinidad.


En la entrevista de Esther Andradi y Ana María Portugal para el libro "Ser mujer en el Perú" (1978), Magda relataba su indignación por la falta de valor que se le daba a la mujer en el Apra:
“¡Cuánta mujer heroica ha habido en el mismo partido, mujeres que han llevado armas ocultas en sus cuerpos para alcanzarlas a los compañeros cuando estaban en plena lucha! Las mujeres eran para eso. - ¡Cómo pensar que la mujer era cobarde, inferior, capaz de llorar! ¡Cuánta mujer ha estado en prisión! Las mujeres caían presas y las subían por la escalera de la Intendencia, pateándolas. Las mujeres han sufrido mucho por el Partido, así que tenían derecho a ser consideradas de igual a igual, pero nunca se las ha reconocido. Porque el Partido Aprista enunció vagamente su doctrina social sin deslindar drásticamente su posición frente al capitalismo, y llegó a identificarse con la clase alta, llegó a sentirse más cerca de los de arriba que de los de abajo. Entonces, dejó de ser revolucionario. Por eso dejé el Partido.”
.


Luego de todas estas diferencias ideológicas, en 1957 publicó La Trampa.Un texto con tinte político, contestatario,en el que Magda cuenta su experiencia en el Apra desde la decepción. “Soy una decepcionada, del Apra y de los hombres”, dijo alguna vez. A muchos apristas no les gustó el libro, quisieron matarla por ello. Pero la verdad es que, como dijo Magda al poeta Dimas Arrieta, ella y sus seguidoras no se fueron del Apra. El Apra se fue de ellas.}

Al año siguiente fue nombrada como Delegada en el Perú de la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica. En el 81, asumió la Presidencia de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas. A pesar de los intentos del Apra por alejarla de sus ideales, el feminismo de Magda era interseccional, tenía conciencia de clase. De igual forma su política y su literatura. Difundía, admiraba y reconocía las obras de poetas peruanas desde la colonia hasta la modernidad. Desde Amarilis hasta Carmen Luz Bejarano y Cecilia Bustamante. Para la poesía y para la política, solidaridad con el que sufre. Para la poesía y para la política, delatar ese sufrimiento en orden de cambiarlo. Magda mantuvo estas ideas hasta que murió el 11 de julio de 1989. Sus cenizas se esparcieron sobre el mar de Barranco, como ella lo quiso.

FRAGMENTO


con la garra que muerde nuestros talones

de la came-de la patria-de dios

una esperanza i el mar

Pero Yo

 Yo

frente a La Vida,

yo poseo la roja manzana de la Vida

estoi aquí enorme Mar

humano Mar

Mar mío

1927
.Una esperanza i el mar